Daniel Dimeco

Escritor, dramaturgo y director de teatro


De ‘EL MAPA DE LAS VIUDAS’ se ha dicho:

“El mapa de las viudas contiene lo mejor de las novelas: Te hace dudar de la realidad, que es la principal misión de la Literatura. Un estilo brillantísimo, plenamente literario. Estamos ante la novela de un joven maestro” (Jesús Ferrero, escritor)

«Daniel Dimeco denota una total maestría como fabulador» (Jesús Ferrero, escritor)

«La novela de Daniel Dimeco te permite respirar cuando vas a entregar un premio porque sabes que has encontrado ganador» (Miguel Ángel Matellanes, editor de Algaida)

“Una novela sobre el tema de la locura, no como algo negativo, sino como un mundo paralelo y tan interesante como la vida real” (Europa Press)

“Una novela con protagonistas perseguidos por fantasmas de su pasado, una ciudad costera llena de oscuros secretos escondidos” (EFE)

“Una novela espléndida sobre la Stasi. Una vieja historia contada brillantemente con aires nuevos. Efectivísima. Trágica. Todo un acierto” (Xurxo Fernández. El Correo Gallego)

«Una historia que asombra y estremece a partes iguales, una historia llena de simbolismo que indaga en la locura, el sufrimiento y la barbarie» (Antonio Paniagua para Colpisa)

“Una novela de intriga muy bien ambientada, donde la información se revela con maestría para completar el puzzle del origen de la locura de Eleonora Maler” (Rebeca García Nieto en Revista de Letras)

El mapa de las viudas es un libro para meditar sobre los sentimientos” (Marga Mosteiro en La Voz de Galicia)

“Es una lectura magistral, que hay que hojear con los cinco sentidos. Una vez Eleonora te gane para su causa, no la podrás dejar, un personaje fascinante que se queda en la mente mucho después de haber terminado el libro” (De tinta en vena)

«En el asfixiante ambiente de una pequeña ciudad donde la Stasi se afana en controlar a todos sus habitantes, Eleonora tendrá que enfrentarse a sus propios miedos y a sus propios fantasmas: algunos sólo están dentro de ella, pero otros aún recorren las calles de Stralsund» (Herme Cerezo en Diario Siglo XXI)

«El choque entre lo accesorio de la vida y lo fundamental, entre el amor y la frialdad, entro lo humano y lo inhumano, conforma el esqueleto central de El mapa de las viudas» (José Miguel Giráldez en ‘El sábado libro’ de Radio Obradoiro y en Correo2)

“Un ambiente asfixiante, donde la Stasi lo controla todo, donde una mujer tendrá que enfrentarse a sus propios miedos” (El Panorama)

«Son poco más de trescientas páginas, pero está narrado de una forma tan sencilla que resulta ameno y entretenido» (Deletrea de Eritrea)

«La próxima vez que alguien se atreva a mencionar que la novela está muerta, le enseñaré El mapa de las viudas, de Daniel Dimeco. Una novela completa, compleja, de estilo impecable y personajes elaborados con mimo, con detalle; una obra literaria excelente» (Juanjo Escribano)

«Con una prosa magnífica, Daniel Dimeco nos describe a la perfección el mundo de sombras, de obsesiones, de locura en el que vive Eleonora. Y lo hace de forma tan magistral que es imposible leer este libro y no sentirse inquieta, incómoda, molesta…» (Mis lecturas y más cositas)

«Dimeco nos sorprende con un personaje realmente complejo, marcado por una doble personalidad y dos realidades bien distintas. Un personaje construido al detalle, con una caracterización magnifica y una naturaleza estremecedora» (Adivina quién lee)


EL MAPA DE LAS VIUDAS en Cuadernos del Sur – Diario Córdoba

Diario Córdoba – Suplemento Cuadernos del Sur (05.10.2013)
Por Javier Vázquez Losada

Daniel Dimeco (Argentina, 1969) es escritor y dramaturgo. Ha publicado la novela La desesperación silenciosa (Premio Fray Luis de León, 2010) y la obra teatral La mano de János (Premio de Teatro Antonio Buero Vallejo, 2010). Con El mapa de las viudas (Algaida Editores, 2013) ha obtenido el Premio de Novela Ciudad de Badajoz 2012.

-Su novela El mapa de las viudas se publica como obra premiada en el Premio de Novela Ciudad de Badajoz, ¿ayuda eso a las ventas, a conseguir un público más amplio o es del todo indiferente?

-No es indiferente en absoluto. Gracias al hecho de que mi novela ganó este premio ha sido editada por Algaida y esa visibilidad hace posible, por una parte, llegar a más lectores y, por otra, me permite ir cincelando un hueco con voz propia.

Eleonora, la protagonista, es un personaje muy complejo, ¿cómo lo aborda, cómo decide darle voz, contar su historia?

-Crear a Eleonora Maler significó un reto enorme y maravilloso, aunque debo reconocer que el proceso de trabajo fue mucho más fácil de lo que puede suponerse a priori. Realicé un viaje al universo de la protagonista, a su locura, a la Alemania de 1960 y escarbé en los cimientos de las historias individuales que aborda la novela, tratando de conocer los fantasmas que acompañan a los personajes. Indagué en sus pasados y entonces descubrí a las dos Eleonoras que conviven en un mismo cuerpo. Una está totalmente loca; la otra, que es prisionera de la anterior, siente la necesidad de expresar lo que ve y de comunicarse con esa otra parte suya, la enajenada, nacida como consecuencia de un trauma enorme.

-Su locura, o aparente locura, nace del nazismo, una de las mayores atrocidades que se conocen.

-Nace de un hecho concreto y brutal que se produce en un encuentro histórico: el choque frontal entre el último coletazo del nazismo y el primer puñetazo del comunismo en Europa Oriental. Pero la enajenación de Eleonora no está ligada a ideologías, su origen está en actos bestiales de los que son capaces ciertos humanos que se ampararon en el caos y, posteriormente, en la impunidad protectora del régimen de la RDA. Eleonora refleja un trauma universal: el que sufren muchas mujeres en periodos históricos convulsos. Traumas que se ven obligadas a afrontar en soledad.

-La Stasi, la DDR, lugares a los que solo podemos acceder con la imaginación y la lectura ¿cómo ha sido ese proceso?

-¡Excitante! Siempre que empiezo a trabajar en un proyecto me estimula conocer el ambiente en el que asentaré la historia y que rodeará a los personajes. Es un modo de entender el mundo que empieza a abrírseme. La historia que narro en El mapa de las viudas habría sido muy distinta si la hubiera emplazado en Córdoba o en Tokio. Por una cuestión socio-cultural y porque la antigua RDA creó un sistema de control absoluto sobre todo lo que se movía dentro de sus fronteras, capaz de la más fina sutileza para que nadie olvidara que el ojo de Orwell les vigilaba de día y de noche. Un sistema de una crueldad sin parangón a cargo de la Stasi, el órgano estatal parido a imagen y semejanza de su «gran hermano» soviético, el KBG. A través de lecturas, películas, fotografías, imaginación y mucho trabajo me fui aproximando al espíritu de toda aquella invención faraónica.

-Los fantasmas del pasado, siempre están ahí, acechando, ¿tiene los suyos propios?

-Nadie se libra de ellos. La diferencia con Eleonora Maler es el grado de hostigamiento que los fantasmas producen en ella. Yo puedo cargar con los míos sin descansar en sus brazos.

-Dos perspectivas, dos narradores…

-La que narra la historia es la protagonista, algunas veces lo hace desde el punto de vista de la cuerda, la mujer que fue hasta una trágica noche de su vida; en los momentos en los que se requiere de mayor intimidad lo hace la enajenada. Dos perspectivas diferentes: como protagonista y como testigo de los hechos. Ese desdoblamiento obliga a la cuerda a usar el pronombre ella, porque le cuesta reconocerse a sí misma en la loca que es, ver en lo que se ha convertido.

-Es novela negra, es novela de intriga, novela social, pero, sobre todo, es una novela, un relato sobre la impunidad.

-Verdaderamente, no me preocupan las clasificaciones, sí que sea una novela, la mejor que pueda escribir y, para ello, sólo me centro en la historia y en sus habitantes. Estoy de acuerdo con usted en que es un relato sobre la impunidad, el abuso cebado por el miedo aterrador y el silencio cómplice de los actores. Los muchos elementos de índole psicológica que se entrecruzan crean un ambiente hermético, una verdadera jaula donde los más fuertes e inescrupulosos consiguen sobrevivir destruyendo la vida de los otros.

-Es autor de teatro, también. Se puede percibir algo de ello en la novela, la precisión en la aparición de personajes, el cuidado por el escenario…

-Llevo a cabo el mismo proceso creativo, tanto para novela como para cuentos o teatro, porque creo firmemente en la escritura que me regalan los personajes. El lector tiene que verlos deambular como si se tratase de una película. Tanto en un género como en otro, nuestra obligación es evitar que los personajes carezcan de fuerza, de lo contrario acaba siendo una mera acumulación de texto.

-Una de símbolos: el título de la novela. También los murciélagos.

-El título hace referencia a un mapa diabólico trazado al final de la II Guerra Mundial por una parte de esa impunidad de la que hemos conversado antes. En cuanto a la figura de los murciélagos, cada lector puede interpretarla libremente sin perder de vista las condiciones psíquicas de la protagonista. La presencia de estos animalitos es constante, como la propia Stasi con sus múltiples agentes y chivatos. Paradójicamente, como cito en el epígrafe de la novela, el eco captado por el finísimo oído de los murciélagos les informa de la distancia, situación y movimiento de las víctimas.

-Lo próximo que escriba, ¿toca relajarse, suavizar la mirada o, por el contrario, seguirá escudriñando en la negritud del alma humana?

-Mi función como escritor es ir más allá y tratar de desenterrar lo que nadie cuenta de primeras, como un buen periodista entrevistando. Por lo tanto, espero no suavizar la mirada ni relajarme. Sí le puedo adelantar que, en el nuevo proyecto de novela, variará la ambientación en la que emplazo la historia y las magulladuras en las almas de los personajes, respetando el estilo que tanto me ha costado encontrar y siendo fiel a mí mismo.

 


MAESTRO DE LAS ATMÓSFERAS AGOBIANTES

ABC (23.06.2013)
Por Antonio Paniagua (@paniaguajimenez)

El escritor Daniel Dimeco recrea en la novela El mapa de las viudas (Algaida) el ambiente opresivo en la RDA

En el verano de 1960, una serie de asesinatos en un aparentemente tranquilo vecindario de la ciudad de Stralsund, en la Alemania Oriental, precipita la locura de Eleonora Maler, que sobrevive a duras penas tras un pasado que se intuye trágico. Eleonora vive de coser para las señoras de los gerifaltes de la Stasi, la omnipotente policía secreta de la RDA, cree que un murciélago ha anidado en su cuerpo y se la está comiendo por dentro, y oculta en su casa a su hija, una niña deficiente y muda a la que mantiene con los ojos vendados para que nada le haga daño, una extraña situación que sus vecinos parecen admitir sin preguntas. Los asesinatos, primero de una niña y después de un hombre, desatarán los recuerdos y los fantasmas de Eleonora, en la que sobreviven dos mujeres: la cuerda y la loca, la que existió antes de la guerra y la que nació después. Paradójicamente, esa inmersión en la locura ayudará a desvelar oscuros secretos que llevan mucho tiempo escondidos.

Pero Eleonora no es la única que guarda secretos. Sobre el vecindario se cierne algo oscuro, algo que nadie nombra pero que parece condicionar la vida de todos sus habitantes. En especial del doctor, siempre encorvado, siempre silencioso, siempre aterrado; y su esposa, dura y terrible, que parece dominar la voluntad de su marido con mano de hierro; o los jóvenes del barrio, uno miembro de la Stasi, hijo el otro de un mandamás del partido, crueles y provocadores, demonios reales que despiertan esos otros demonios dormidos en Eleonora.

Muchos se preguntarán al comenzar a leer esta novela por qué su autor, Daniel Dimeco, que no vivió ni por edad ni por origen los tiempos de la Alemania Oriental, ha situado su historia en los años sesenta de aquel país desaparecido. Pero al adentrarse en sus páginas, el lector descubrirá que no podría haber elegido un escenario mejor como metáfora de lo más oscuro que puede anidar en el ser humano. La dictadura de la RDA era el paradigma del control, un sistema en el que nadie se atrevía a hablar, ni en lo más íntimo de su domicilio, porque había miles de ojos y oídos que lo controlaban todo. En la novela de Dimeco, como lo fue en la Alemania Oriental, lo importante es lo que no se ve, lo que se esconde, un entorno único para analizar la soledad y el miedo que tanto influyen en los personajes de ‘El mapa de las viudas’.

Daniel Dimeco que, aunque de origen argentino, ha vivido varios años en el norte de Europa, se ha empapado de la historia de la RDA y ha sabido crear una atmósfera opresiva, oscura, estremecedora, que mantiene al lector en un constante escalofrío. Este es uno de sus indudables méritos. Otro es la habilidad para dosificar una información que cae como lluvia corrosiva en un lector entregado sin reservas al terror de la narración.

Imágenes de una gran potencia, personajes oscuros, situaciones límites, secretos antiguos y, en la sombra, como un pájaro de mal agüero, una policía secreta que lo sabe todo y lo controla todo. Esos son los elementos que maneja el autor para crear una historia que asombra y estremece a partes iguales, una historia llena de simbolismo que indaga en la locura, el sufrimiento y la barbarie.

El autor ha obtenido con El mapa de las viudas el Premio Ciudad de Badajoz. Novelista y dramaturgo argentino, afincado en España, ha ganado ya diversos premios en ambos géneros, como el Premio Fray Luis de León por su novela La desesperación silenciosa, o el Premio Antonio Buero Vallejo con la obra teatral La mano de Janós.

 


EL MAPA DE LAS VIUDAS en juanjoescribano.es

Por Juanjo Escribano (@jujox)

La próxima vez que alguien se atreva a mencionar que la novela está muerta, le enseñaré El mapa de las viudas, de Daniel Dimeco. Una novela completa, compleja, de estilo impecable y personajes elaborados con mimo, con detalle; una obra literaria excelente, que sin duda merece el premio recibido (XVI Premio de Novela Ciudad de Badajoz), y alguno más.

Dimeco construye una trama oscura, de asesinatos, secretos y política alrededor del personaje de Eleonora Maler, una mujer atormentada hasta la locura, en el entorno agobiante y angustioso de la República Democrática Alemana durante los años posteriores a la guerra. Los terribles acontecimientos que ella vive al finalizar el conflicto la empujan inevitablemente a la locura. Daniel Dimeco hace coincidir dos personas completamente distintas dentro de la figura de Eleonora: la cordura y la locura conviven en la mujer, la figura principal de una trama en la que la muerte y la conspiración están presentes en todo momento.

Dimeco es un autor de personajes, a partir de los que construye la trama. Ya tuvimos la suerte de verlo su obra La desesperación silenciosa, y podemos seguir comprobándolo en este genial Mapa de las viudas. Los personajes,construidos de manera magistral, sustentan esa trama violenta y oscura que hemos mencionado. La elección de la ambientación resulta acertada para acompañar el drama de la historia. El ambiente asfixiante de la RDA, la vigilancia constante de la Stasi, los secretos, las verdades que nadie se atreve a mencionar y las ejecuciones que nunca sucedieron envuelven la obra con un velo duro y agobiante, que nos atrapa en el interior de la historia, y en la cabeza de Eleonora, desde la primera página.

El tema de la locura sobrevuela la historia desde el principio hasta el final. Aunque es Eleonora la representación máxima de la falta de cordura en la obra, las actitudes evidentemente psicópatas de algunos de los demás personajes no pueden ser olvidadas. ¿Es Eleonora la única que está loca? Ya me contaréis.

Desarrollada en tercera persona, el narrador omnisciente es sustituido en ciertos momentos por la voz cuerda de ella, un recurso narrativo que el autor sabe manejar con total naturalidad, y que da un resultado brillante.

Una novela con mayúsculas. Merece la pena.

Título: El mapa de las viudas
Autor: Daniel Dimeco
Editorial: Algaida

Enlaces:

El mapa de las viudas en la Casa del Libro.

El mapa de las viudas en Amazon (versión papel).

El mapa de las viudas en Amazon (versión electrónica).


EL MAPA DE LAS VIUDAS en Revista de Letras RdL

Revista de Letras – RdL (10.06.2013)
Por Rebeca García Nieto

Lo dijo W. G. Sebald. La literatura es “una cuestión de memoria”. Y también: “aquellos que no tienen memoria tienen una oportunidad mucho mayor de tener vidas felices que aquellos que la tienen. Pero hay algo de lo que no puedes escapar: una inclinación natural a volver la vista atrás. Si intentas escapar de la memoria acaba disparándote por la espalda”. En esa tesitura se encuentran los habitantes de Stralsund, pequeña ciudad del Norte de la República Democrática Alemana, donde transcurre El mapa de las viudas, la nueva novela de Daniel Dimeco con la que ganó el XVI Premio de Novela Ciudad de Badajoz.

Durante años mirar al pasado fue un tabú en Alemania. Había una especie de pacto de silencio sobre lo ocurrido en la Segunda Guerra Mundial, tanto sobre el nazismo y las atrocidades cometidas contra el pueblo judío como sobre lo sufrido por la población civil alemana, especialmente las mujeres, cuando los aliados derrotaron al ejército nazi. Este tabú impidió que los alemanes pudieran elaborar el duelo por lo ocurrido. Muchos se volcaron en la reconstrucción, trataron de seguir hacia delante, sin volver la vista atrás… hasta que el pasado acabó por alcanzarlos cuando menos se lo esperaban. Éste es el caso de Eleonora Maler, protagonista de El mapa de las viudas. Por una parte siguió con su vida, cuidando de su hija, hasta 1960, época en que se desarrolla la novela; por otra, se quedó atrapada en una noche de 1945…

Eleonora Maler está tan escindida como su propio país en aquella época. En ella conviven dos mujeres: es “como si me hubiera dividido en dos. Somos matrioskas, una dentro de la otra. Convivo con ella, pero ella es la que se ha quedado con mi cuerpo”. Y en otra parte: “Es terrible ir en un cuerpo demasiado separado de la mente, termina siendo como montar en un caballo salvaje y sin freno”…. En cierto modo, la novela de Dimeco se presta a una doble lectura. La locura de Eleonora y otros aspectos de la novela, como los murciélagos que la acechan, pueden leerse tanto de forma literal como metafórica.

El mapa de las viudas es una novela de intriga muy bien ambientada en la Alemania oriental controlada por la Stasi. Dimeco va revelando la información en pequeñas dosis, con maestría, de forma que el lector puede ir completando poco a poco el puzle del origen de la locura de Eleonora, manteniendo el interés hasta la última página.

Daniel Dimeco (Argentina, 1969) es escritor y dramaturgo. Ha publicado la novela La desesperación silenciosa (Premio Fray Luis de León 2010) y la obra teatral La mano de János (Premio de Teatro Antonio Buero Vallejo 2010). Ha recibido el Premio de Autores Nacionales Teatro El Búho 2009 (Argentina) con Mirando pasar los trenes; el Premio de Teatro Mínimo Rafael Guerrero 2008 con El ángel azul y el accésit del Premio de Relatos Ciudad de Zaragoza 2012 con Los perros ladran de noche, entre otros galardones.

 


elEconomista.es: Daniel Dimeco se adentra en la atmósfera de la RDA en su nueva novela

elEconomista.es
Santiago de Compostela, 2 jun (EFE)

Daniel Dimeco en Santiago de Compostela

Daniel Dimeco en Santiago de Compostela

El escritor argentino Daniel Dimeco se adentra en la atmósfera de la República Democrática Alemana en su nueva novela El mapa de las viudas, ambientada en la ciudad costera de Stralsund y cuyos protagonistas son personas «perseguidas por los fantasmas de su pasado».

Así lo ha explicado el autor en una entrevista con Efe en Santiago de Compostela, donde se haya con motivo de la promoción de su libro, publicado por la editorial Algaida y ganador de la XVI edición del Premio de Novela Ciudad de Badajoz.

La trama de la novela comienza en una noche de verano de 1960, cuando, a raíz de unos asesinatos, aumenta y llega a un extremo insostenible la locura de la protagonista, Eleonora Maler, desencadenando situaciones que van a ayudar a desvelar oscuros secretos escondidos hasta ese momento.

En el asfixiante ambiente de esta pequeña ciudad, donde la Stasi, Ministerio de Seguridad del Estado, lo controla todo, Eleonora «tendrá que enfrentarse a sus propios miedos», explica el escritor argentino.

Asimismo hizo referencia a la gran labor de documentación que tuvo que llevar a cabo para escribir la novela. «Me empapé de la historia de la Alemania Oriental de después de la Segunda Guerra Mundial», pero dijo que es algo que hace con «muchísimo placer, ya que me gusta de siempre la historia».

Graduado en Ciencias Políticas, el escritor y dramaturgo Daniel Dimeco ha ganado diversos premios en ambos ámbitos, como el Premio Fray Luis de León por su novela La desesperación silenciosa, o el Premio Antonio Buero Vallejo con la obra teatral La mano de Janós.

«Considero que los premios son básicamente incentivos y que son fundamentales a la hora de publicar tal como esta el mundo editorial», opinó el autor.

También expresó su parecer acerca de la situación literaria actual, que resumió en que «la edición no esta en su mejor momento, la crisis afecta, pero soy partidario de que pone las cosas en su sitio y probablemente pinche la burbuja literaria».

Dimeco declaró que en estos momentos ya tiene forma su próximo proyecto literario, una novela de la que no quiso desvelar nada, tan solo que no será «tan agobiante como la anterior».

 


Radio Obradoiro: El escritor argentino Daniel Dimeco visita ‘El sábado libro’

Radio Obradoiro, 31 de mayo de 2013
Santiago de Compostela

José Miguel Giráldez entrevista al autor de El mapa de las viudas (Algaida) y repasa las novedades literarias de esta semana

Foto: C.Garrido

Foto: C.Garrido

El escritor argentino Daniel Dimeco (1969) será el invitado hoy en el espacio cultural de Radio Obradoiro El sábado libro (11.00), que dirige y presenta el crítico literario de este periódico, José Miguel Giráldez. Dimeco, más conocido por sus muchos trabajos en el mundo del teatro (fue galardonado con el Premio Buero Vallejo en el año 2010), conversará en torno a su nueva novela, que acaba de ganar el Premio Ciudad de Badajoz. El mapa de las viudas es, fundamentalmente, una novela incómoda, poco confortable para el lector. En ella late el espíritu de Orwell, la mirada del Gran Hermano que todo lo vigila y todo lo controla. Pues no en vano la novela se desarrolla en una pequeña ciudad de la antigua república Democrática Alemana (Stralsund), bajo el influjo poderoso de la Stasi, “algo así como la policía del pensamiento de Orwell’, asiente Dimeco. La historia es oscura, dura, terrible a veces. Y tiene, por supuesto, una gran herencia de la pasión por el teatro del autor argentino. “No recibí terapia, a pesar de ser de allá”, dice, divertido, “así que creo que utilizo la literatura para exorcizar mis propios demonios. Y en esta novela hay muchos, muchos demonios”. Son, claro, los demonios de la incomunicación, de la ausencia de libertad, de la deshumanización del hombre. Son los demonios existencialistas de una dictadura, la falta de palabras, como en Beckett, la desolación y el desencanto. Y el miedo. La novela está llena de miedo. Eleonora Maler, la protagonista, ha enloquecido. Se lanza al suelo cuando cree que van a llegar aviones de guerra. Porque ella viaja a la guerra desde su mente, se evade del presente gris y triste, mientras cose para sus clientes. La costurera bipolar, loca, sí, que se cree agredida y mordida durante la noche por los murciélagos, guarda algunos secretos. Y una hija, Annette, a la que custodia en una habitación, y a la que venda los ojos para que no pueda ver la realidad. La novela consigue a la perfección la sombría y enfermiza atmósfera de aquellos días, el horror de la vigilancia extrema (“uno de cada cincuenta habitantes entonces del país” dice Dimeco, “era miembro de la Stasi. Cualquier familiar tuyo podría serlo. Yo he vivido otras dictaduras… soy argentino… pero allí en familia podías hablar. En la república Democrática Alemana la situación de opresión, ayudada por el frío del propio clima, producía una gran claustrofobia, una ansiedad extraordinaria’, concluye Dimeco. En la novela hay más cosas. Las muertes de jóvenes asesinadas, casi niñas, por miembros del aparato político, en noches de desenfreno. “Hay una muestra indudable de la corrupción, del abuso”, subraya Dimeco. Y una mirada, también, hacia lo doméstico de los poderosos. Eleonora cose para Maria Gross, la mujer del jefe local del partido, y ella, quizás porque sabe que está loca, le cuenta las fragilidades del matrimonio, y le demanda vestidos, el día en que muere el presidente del país, tanto para el funeral como para el nombramiento del nuevo: sabe que su marido puede alcanzar un cargo importante.

El choque entre lo accesorio de la vida y lo fundamental, entre el amor y la frialdad, entro lo humano y lo inhumano, conforma el esqueleto central de El mapa de las viudas, la novela de Dimeco publicada por Algaida. La conversación con el escritor, hoy, puede seguirse también por internet.

 


Daniel Dimeco: «Los que nos dedicamos a escribir tenemos vidas paralelas»

Presenta en Valencia el Premio de Novela Ciudad de Badajoz

Valencia, 24 Mayo. (EUROPA PRESS)

El escritor y dramaturgo Daniel Dimeco (Argentina, 1969) asegura que todos aquellos que se dedican a escribir o a actuar tienen «vidas paralelas», algo que también le sucede a la protagonista de su última novela, El mapa de las viudas, donde un personaje afectado por al locura es el único que se atreve a contar la historia que otros callan por miedo.

Así lo ha explicado el autor, en declaraciones a Europa Press, con motivo de la presentación del libro, publicado por Algaida y ganador de la XVI edición del Premio de Novela Ciudad de Badajoz.

La trama arranca a finales del verano de 1960, cuando una serie de asesinatos en la ciudad de Stralsund, al norte de la República Democrática Alemana, agudizan la locura de Eleonora Maler. En ella conviven dos existencias paralelas: la mujer que fue hasta terminar la guerra y la personalidad que se originó una trágica noche de 1945.

Pero ambas –la cuerda y la enajenada– son una, comparten el mismo cuerpo y viven una vida común, acompañadas de una niña que arrastra su propia desdicha. En el asfixiante ambiente de una pequeña ciudad donde la Stasi se afana en controlar a todos sus habitantes, Eleonora tendrá que enfrentarse a sus propios miedos y a sus propios fantasmas: algunos sólo están dentro de ella, pero otros aún recorren las calles de Stralsund.

Dimeco ha explicado que en esta ocasión ha querido tratar el tema de la locura, «pero no como algo negativo, sino como un mundo paralelo y tan interesante como la vida real».

Documentación

Además de la ficción, la obra tiene detrás un trabajo de documentación para ambientar la historia en la antigua República Democrática Alemana y para profundizar en la Stasi, el Ministerio para la Seguridad del Estado, un tema que el autor siempre le ha causado «una gran curiosidad», reconoce.

Sobre la importancia que tienen los galardones literarios, Daniel Dimeco comenta que le da «la justa».

«Para quienes no somos muy conocidos, evidentemente, te proporciona un escaparate que ese agradece muchísimo; también es un aliciente para seguir porque piensas que si la historia que has escrito en soledad le ha gustado a un jurado puede pasar con otra gente», ha aseverado.


Presentación en Madrid de ‘EL MAPA DE LAS VIUDAS’

Roksana Niewadzisz, Daniel Dimeco, Jesús Ferrero y Miguel Ángel Matellanes

Roksana Niewadzisz, Daniel Dimeco, Jesús Ferrero y Miguel Ángel Matellanes

El jueves 9 de mayo se presentó en la librería Tipos Infames de Madrid la novela El mapa de las viudas de Daniel Dimeco, Premio de Novela Ciudad de Badajoz

Ejemplares de "El mapa de las viudas" en la librería Tipos Infames

Ejemplares de «El mapa de las viudas» en la librería Tipos Infames

El mapa de las viudas ha sido editada por Algaida Editores (Grupo Anaya) que, en la presentación, estuvo representada por su editor Miguel Ángel Matellanes quien afirmó: «…la novela de Daniel Dimeco te permite respirar cuando vas a entregar un premio porque sabes que has encontrado ganador«.

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El autor contó con el padrinazgo del escritor Jesús Ferrero quien, acerca de la obra, expresó: «El mapa de las viudas es una novela que te permite dudar de la realidad. Es lo mejor que puede tener una novela«. Y, agregó: «Daniel Dimeco denota una total maestría como fabulador«.

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La actriz Roksana Niewadzsiz se metió en la epidermis de la protagonista de la novela, Eleonora Maler, y leyó el primer capítulo de la misma.


EL PERIÓDICO DE EXTREMADURA: los galardonados con el Ciudad de Badajoz recogen sus premios

El Periódico de Extremadura
Badajoz, 17 de noviembre de 2012

Acto de entrega en el ayuntamiento pacense

A. M. R. 17/11/2012

Los galardonados con los premios de Novela, Poesía, Pintura, Escultura y Periodismo Ciudad de Badajoz los recogieron ayer en el acto celebrado en el salón de plenos del ayuntamiento pacense, que contó con la presencia del alcalde, Miguel Celdrán, de la concejala de Cultura, Paloma Morcillo, así como de patrocinadores y miembros de los jurados. Los premios se dieron a conocer en la gala celebrada el pasado 26 de octubre.

Bárbara Celis, que recogió el premio de Periodismo por su artículo sobre Paul Auster en la revista Rolling Stones, usó el micrófono para agradecer esta convocatoria, pues en España no abundan los premios de periodismo de temática libre «y sin conexión directa con los organizadores», según dijo, y dedicó su galardón a los colaboradores, «porque también existen y son gran parte del grueso que hace periodismo todos los días». Daniel Dimeco recibió su premio de Novela por El mapa de las viudas, que dedicó a Eleonora Maler, la protagonista. David Benedicte ganó el de Poesía por Poemarx y dio las gracias «por conseguir que la cultura no se convierta en una prima de riesgo». Alejandro Calderón e Ismael Lagares recogieron los premios de Pintura y Augusto Fernández Arana, el de Escultura por Liberta. Pinturas y esculturas finalistas se exponen ahora en el Museo Luis de Morales.


PALABRAS EN LA ENTREGA DEL PREMIO DE NOVELA CIUDAD DE BADAJOZ

Buenos días a todos,

Es un enorme placer estar hoy en Badajoz y hacerlo por el motivo que nos convoca.

El primer pensamiento que tuve la noche que me llamaron por teléfono desde la gala para comunicarme que había resultado ganador del Premio de Novela Ciudad de Badajoz, fue para Eleonora Maler, el personaje protagonista de El mapa de las viudas, porque con ella he convivido durante todo el proceso de escritura de la novela, y gracias a ella he hecho uno de los viajes más maravillosos de mi vida. Muchas han sido las mañanas y las tardes que hemos pasado conversando, café de por medio, horas en las que ella me relataba su particular Vía Crucis y yo tomaba nota tratando de entenderla, de comprender lo que había ocurrido en aquella casa de la calle Papen, intentando ser fiel a ese mundo que ella me regalaba. De ahí la importancia que tiene para mí que esta historia tenga la oportunidad de salir a la luz, de que el sufrimiento en silencio de algunos personajes, el drama íntimo de la protagonista pueda llegar a más gente, a los lectores.Desde el instante en que decidí que el hobby de escribir se tenía que convertir en la profesión de escritor, de eso hace ya unos años, mi vida cambió completamente, mi universo interior se amplió hasta extremos insospechados y me ayudó a crear un refugio donde me sumerjo cuando hay marejada o, incluso, cuando la mar está en calma.

Bárbara Celis (periodismo), Daniel Dimeco (novela) y David Benedicte (poesía)

Sin Eleonora, sin la disciplina de trabajo autoimpuesta, sin creer en la historia nacida de una anécdota que me contaron mis padres, sin una imagen que da inicio a El mapa de las viudas, sin las pacientes lecturas de los borradores por parte de Carmen Garrido, mi compañera de vida, hoy no tendría el honor de estar en Badajoz recibiendo este galardón que es un verdadero incentivo para continuar en esta fantástica lucha desde mi refugio de escritor, con la única compañía de un gato de nombre griego, hilvanando palabras del mismo modo que la protagonista de la novela hilvana hilos y pensamientos en la antigua Alemania Oriental.

Quiero agradecer al Ayuntamiento de Badajoz, al señor alcalde en su representación, por la excelente organización del certamen. Gracias a todos los miembros del Jurado del Premio de Novela Ciudad de Badajoz por haber visto en mi obra algo que les llamó la atención. Gracias también a la editorial Algaida, matrona de esta nueva hija a punto de nacer.

Y, para acabar, un agradecimiento especial a toda Badajoz por el cariño que me está brindando y porque, a partir de ahora, siempre será un lugar especial.

Jurado del Premio de Novela Ciudad de Badajoz: Fernando Marías, Luis Alberto de Cuenca, Marta Rivera de la Cruz, Juan Eslava Galán, Carmen Fernández-Daza, Manuel Pecellín, Miguel Ángel Matellanes (Algaida Editores) y Paloma Morcillo como secretaria del Jurado.


LA RATONERA entrevista a Daniel Dimeco: «Me interesa el lado perverso que todos tenemos»

Daniel Dimeco en una calle de Madrid

Daniel Dimeco en una calle de Madrid

Néstor Villazón

Daniel Dimeco cuenta con más de media docena de premios a sus espaldas. Parte de su producción ha podido verse en teatros como el María Guerrero, participando en las obras colectivas Los otros niños y Ojos de sal. Su labor se extiende al campo de la narrativa, donde también se le han reconocido sus novelas y relatos. De talante sereno y buen conversador, este escritor y dramaturgo argentino analiza para La Ratonera parte de su producción y parte de este momento histórico y literario que nos ha tocado vivir.

Pregunta. Has resultado ganador de tres certámenes teatrales y finalista en el Josep Rubrenyo. ¿Está el dramaturgo condenado a mostrarse con este tipo de premios?

Respuesta. Siempre he preferido que se vea la obra más que al autor. Con esto no quiero decir que yo carezca de vanidad o de ambición, en absoluto, pero sí tengo muy claro que no me gusta la fama per se. Quienes nos dedicamos a este trabajo sabemos lo difícil que es poder ver un texto nuestro montado, quizás porque los productores no quieren arriesgar o porque los programadores van a caballo conocido; en cualquier caso, la realidad es la dificultad que tenemos. Lo que hace un premio es encender una luz sobre la obra, ponerla en un anaquel más visible. De todos modos, creo en el trabajo constante más que en el escaparate, porque, al fin y al cabo, todo es pasajero. Los premios siempre me han servido de incentivo para continuar en una lucha solitaria.

P. Con La mano de János lograste el Buero Vallejo en el 2010. En ella su personaje principal se encuentra determinado por las circunstancias sociopolíticas de la Rusia de finales del 38, sin poder de desarrollo como ciudadano o escritor. ¿Existe alguna crítica velada al momento que actualmente vivimos?

R. Ninguna de manera consciente. La obra surge de mi pasión por Rusia y de su historia fascinante y dolorosa. Mis críticas al momento actual no son veladas en absoluto, son directas y van dirigidas a la penosa clase dirigente que tenemos; a los administradores grises y correctos que han despojado de pasión el hacer-crear de la Política así como a nosotros mismos, los que hemos creído durante varios años que los males existían más allá de la valla de Melilla y que en el club de los privilegiados la abundancia y la felicidad iban a ser eternas. Todos somos responsables de lo que nos pasa. Ahora bien, los dirigentes lo son mucho más porque tienen el compromiso de representarnos y cuentan con más información que el grueso de la población. El máximo honor que cualquier ser humano puede tener es el de dirigir los destinos de un país y cuando vemos a los líderes repitiendo hasta el hartazgo las mismas palabras en actos cursis de partido, uno se da cuenta de que son unos desvergonzados y, algo peor, que carecen del coraje necesario para coger al toro por los cuernos y acabar la faena con dignidad. Una buena porción de nuestros políticos no cree en nada, eso es triste, y se limitan a seguir los dictados que les marcan, pensando y actuando de una manera extremadamente provinciana.

P. ¿Cuál es el papel de un escritor en época de crisis? Dicho de otro modo, ¿tiene alguna obligación para con la sociedad o se encuentra fuera de ella?

R. El papel de un escritor, en cualquier época, es el de escribir de acuerdo a su fuego interior. El escritor no se encuentra fuera de la sociedad, se nutre de ella y tiene un instrumento, su propio arte, que bien usado puede ser muy efectivo para despertar conciencias. Ahora bien, corremos el riesgo de pisar terreno fangoso y envestirnos de una autoridad moral que suele resultar muy repugnante, quizás porque no creo en los personajes buenos y en los malos más allá de las películas del Far West. Que el escritor asuma una labor social comprometida como despertador de conciencias lo veo muy bien, pero es que he oído a pocas personas, moralmente autorizadas, que hablasen de la realidad ficticia en la que vivíamos pocos años atrás. Ahora sí, ahora todos aullamos como lobos. La maravillosa construcción europea basada en el Estado del Bienestar se la están cargando los gobiernos con sus recortes y ajustes y nosotros, por ignorancia o desidia, hemos contribuido creyendo que la prosperidad nos la habían inoculado convirtiéndose en una marca genética.

P. La desesperación y el sufrimiento de tus protagonistas son una constante en tus textos. Pudimos apreciarlo en tu última novela La desesperación silenciosa (Premio Fray Luis de León 2010) o en tus textos teatrales, como el ya citado La mano de János o en Mirando pasar los trenes. ¿Cuál crees que es el origen de todo esto?

R. El origen lo desconozco y, como nunca he hecho terapia, algo extraño para alguien que haya nacido en Argentina, no he tenido la oportunidad de indagar en ello. Sencillamente puedo hablar de gustos personales por las vivencias de seres que transitan las cornisas. Me apasiona investigar en el alma y la psique de los personajes, me atrae muchísimo el universo nocturno y frío del Norte de Europa y siempre me he sentido muy bien en esos países, ya sea viviendo en ellos o “viajándolos”. En La mano de János, como bien has mencionado, los personajes están enfrentados al todopoderoso Sistema. En La desesperación silenciosa, es la enfermedad la que se instala como un huésped indeseado en un hombre solitario, que en toda su vida no ha hecho nada digno de recordar y que se debate entre la vida y la muerte. En Mirando pasar los trenes la madre protagonista es capaz de lo que sea con tal de conseguir sus objetivos. En fin, me interesa mucho el lado perverso y oscuro que todos tenemos y escondemos, felizmente, junto a las buenas maneras y a la corrección política.

P. Háblanos de tus referentes.

R. Me seducen enormemente los autores que destilan una inmensa fuerza interior, aquéllos que son capaces de gestar historias enganchadas a una larga raíz, que hay que ir extrayendo con cuidado a lo largo del texto. Me fascina el universo sombrío de William Faulkner, el despiadado de Cormac McCarthy, las descripciones únicas de John Banville, la hondura psicológica de Fiodor Dostoyevski, la dureza contemporánea de Sofi Oksanen, que escribe como a golpe de cincel, el Coetzee de La edad de hierro u Hombre lento… En teatro me enamoré hace muchos años de Bernard-Marie Koltès, de los textos dolorosos de Sarah Kane, de las creaciones de Wajdi Mouawad, me encantan las historias de David Mamet. Sé que son autores de páginas duras, de desaliento, escritores capaces de ahogar a los lectores con sus palabras, pero no lo puedo remediar, el glamour y el romanticismo feliz prefiero que formen parte de mi vida, pero leerlo en novelas me aburre enormemente. Literariamente hablando, soy de tragedias.

P. ¿Cuál es el último montaje que has visto y te ha impresionado?

R. Lamentablemente, hace mucho que no he visto algo que me haya impresionado, desde el Macbeth de los ingleses de Cheek by Jowl, hace ya bastante tiempo, o su más reciente Tis Pity She´s a Whore. Aunque de la temporada de invierno, como espectador, he de destacar el montaje que hizo Julio Manrique con Cosas que hoy decíamos y el Iván-Off, dirigido por José Martret en La Casa de la Portera: una apuesta muy acertada por el teatro bien hecho.

P. ¿Hacia dónde crees que se dirige la dramaturgia española contemporánea? ¿Se podría determinar algún punto generacional?

R. Determinar una dirección es harto complicado. Creo que en los últimos años se han ido sumando nuevos dramaturgos muy válidos y con muchas ganas de hacer cosas nuevas. Lo que tenemos que evitar es la admiración boba por lo que se hace fuera y la consiguiente mala imitación. Nuestra misión es la de escribir, todo lo que cada uno pueda, mejorándolo cada vez más, al menos para ser honesto con uno mismo. En cuanto a un punto generacional, es factible que esos buenos dramaturgos que van surgiendo, contemporáneamente a la crisis, crezcan en calidad, pero hay mucho miedo a no hacer lo correcto, a sacar el pie del tiesto por temor a que alguien se enfade.

P. Un clásico para terminar: ¿algún proyecto en mente?

R. ¡Sí, todo el tiempo danzan ideas en mi cabeza! Pero en concreto he acabado de escribir una novela que, siendo fiel a mi escritura, trata de la locura y de cómo la sociedad, o sea todos, tapamos y encubrimos verdaderos horrores. Y en el ámbito de la dramaturgia tengo dos textos que voy alternando: uno sobre el suicidio como triste escape a la pérdida de la libertad, a que la vida se nos escape sin que hagamos lo que de verdad nos apasiona por ser funcionales al Sistema. El otro es un borrador sobre la perversión.

La Ratonera
Revista Asturiana de Teatro, Nº 36, septiembre de 2012


DIARIO ABC: entrega de los premios Fray Luis de León 2010

Sergio Artero Pérez, Daniel Dimeco, Mª José Salgueiro, Manuel Moya, Antonio A. Mauriz Martínez y Guadalupe Pardo Valera

ABC (Valladolid, 11 de diciembre de 2011)

La consejera de Cultura, María José Salgueiro, presidió la entrega de los premios literarios Fray Luis de León en las modalidades de novela, poesía y teatro. En el acto, Salgueiro puso de relieve la importancia de estos galardones tanto como trampolín para los creadores literarios como su relevancia para «honrar al castellano» en el ámbito de la veintena larga de países hispanohablantes.

A esta última edición de estos galardones se presentaron un total de 273 personas procedentes de 15 países. El jurado estuvo integrado por José María Merino, escritor, premio Castilla y León de las Letras y miembro de la Real Academia Española; José Manuel de la Huerga, escritor y ganador en la modalidad de Narrativa de la edición de 2004; Ernesto Escapa, periodista y escritor; Antonio Piedra, director de la Fundación Jorge Guillén; Agustín García Simón, jefe de la Unidad de Publicaciones de la Consejería de Cultura y Turismo; y un equipo de cuatro lectores cualificados con experiencia dentro del ámbito editorial y crítica literaria.

En la modalidad de narrativa, el premiado fue Daniel Dimeco con La desesperación silenciosa, mientras que en la modalidad de poesía la obra galardonada fue «De puertos y fronteras», y en teatro el máximo reconocimiento fue para «La pecera», de Guadalupe Pardo Valera y Antonio Alfonso Mauriz Martínez.


DIARIO DE LEÓN: entrega de los premios Fray Luis de León 2010

Sergio Artero Pérez, Daniel Dimeco, Mª José Salgueiro, Manuel Moya, Antonio A. Mauriz Martínez y Guadalupe Pardo Valera

Diario de León (León, 11 de diciembre de 2010)

La consejera de Cultura y Turismo, María José Salgueiro, remarcó ayer la relevancia de las convocatorias de premios literarios para «honrar al castellano» que une a una veintena de países del mundo a través de «la fuerza, la razón y el sentido de la palabra». Así lo señaló durante la entrega de los galardones de la novena edición de los Premios Fray Luis de León de creación literaria, que, según Salgueiro, distinguen la «belleza, la creatividad y la transparencia».

En la modalidad de narrativa, el premiado fue el argentino Daniel Dimeco con La desesperación silenciosa, una obra que narra la historia de aires cosmopolitas ambientada en Copenhague. Se trata, según indicó la consejera, de una trama llevada con habilidad e inteligencia que denota un «profundo conocimiento» de los resortes narrativos y, especialmente, de la naturaleza humana colocada ante una situación límite.

Por su parte, el premio en la modalidad de poesía fue para De puertos y fronteras, de Manuel Moya; y como finalista Autopsia de X, de Sergio Artero Pérez. La primera es una colección de poemas de gran calidad, que fluyen serenos, equilibrados, con un ritmo suave y sugerente; la segunda es un repertorio de poemas caracterizado por la inquietud formal y el gusto por la sorpresa.

Finalmente, la obra ganadora en la modalidad de teatro fue La pecera, de Guadalupe Pardo Valera y Antonio Alfonso Mauriz Martínez. Se trata de una metáfora de dos pobres hombres perdidos en lo que parecer ser su único mundo, una oficina que su obsesión convierte en un espacio inseguro, agobiante y cerrado.


20 MINUTOS: entrega de los premios Fray Luis de León 2010

Sergio Artero Pérez, Daniel Dimeco, Mª José Salgueiro, Manuel Moya, Antonio A. Mauriz Martínez y Guadalupe Pardo Valera

20 Minutos (Valladolid, 11 de diciembre de 2010)

La consejera de Cultura y Turismo de Castilla y León, María José Salgueiro, destacó hoy la importancia de los Premios Fray Luis de León de creación literaria como «cantera» de nuevos autores así como «estímulo y ayuda a la difícil y solitaria labor de contar historias».

Salgueiro, quien entregó hoy en Valladolid los galardones de la novena edición, recordó que desde 1996 la Consejería de Cultura ha reconocido a literatos de ambos lados del Atlántico con estos Premios que, según recalcó, «han alcanzado un gran prestigio dentro del panorama hispánico».

La titular de Cultura destacó que la convocatoria, de la que garantizó su continuidad en el tiempo, «honra al castellano» de aquellos países que a pesar de encontrase separados por miles de kilómetros «permanecen unidos por la fuerza y la razón de las palabras».

«Tener el español como lengua materna es una suerte, aunque también una responsabilidad», apostilló, al tiempo que recordó el papel de la Junta de Castilla y León por asumir protagonismo en la difusión de este idioma y por que los extranjeros vayan a la Comunidad a estudiarlo.

La consejera recordó la reciente participación de la Región como invitada de honor en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara (México), un certamen por el que pasan 600.000 visitantes y 2.000 editoriales, y resaltó su relevancia como «escaparate para mostrar la pujanza» de la literatura castellanoleonesa.

Salgueiro manifestó que el paso por la Feria fue «absolutamente gratificante» y destacó la repercusión mediática y su labor como «trampolín» de los autores de la Comunidad.

Los premios

Los Premios, cuyo fin es distinguir la creatividad y la belleza artística así como distinguir la creación literaria en castellano y promocionar el sector literario, han recibido en esta edición trabajos de 273 personas de 15 países.

En la modalidad de Narrativa, el galardón fue entregado al argentino Daniel Dimeco por su obra La desesperación silenciosa, historia de aires «cosmopolitas» ambientada en Dinamarca, «dura en su temática y cargada de tensión por la personalidad del protagonista», según apuntó la consejera.

En Poesía, fue premiado Manuel Moya, de Fuenteheridos (Huelva), por De puerto y fronteras, colección de poemas intimistas reconocida por su lenguaje «pulcro, transparente y sin estridencias», entre otros aspectos. Igualmente, fue galardonado como finalista Sergio Artero por Autopsia X, poemario «audaz y lúdico caracterizado por la inquietud formal y el gusto por la sorpresa».

En Teatro, el premio fue para Guadalupe Pardo y Antonio Alfonso Mauriz por La pecera, «metáfora de dos pobres hombres perdidos en lo que parece ser su único mundo», que retrata una oficina que se convierte en un espacio «inseguro y agobiante».

La distinción en la modalidad de Ensayo quedó desierto, así como los finalistas en narrativa y teatro. Los galardonados recibirán 12.000 euros, mientras que el finalista en Poesía recibirá 6.000 euros.


EL MUNDO: entrega de los premios Fray Luis de León 2010

Sergio Artero Pérez, Daniel Dimeco, Mª José Salgueiro, Manuel Moya, Antonio A. Mauriz Martínez y Guadalupe Pardo Valera

El Mundo (Valladolid, 11 de diciembre de 2010)

La consejera de Cultura y Turismo de Castilla y León, María José Salgueiro, ha destacado este viernes el «papel fundamental» de los concursos literarios en el panorama literario español como «una extraordinaria cantera de nuevos talentos».

Durante su discurso en la entrega de galardones de la novena edición de los premios Fray Luis de León de creación literaria, Salgueiro ha indicado que galardones como estos pretenden servir de «ayuda y estímulo» en la «solitaria y siempre difícil tarea» de contar historias y expresar emociones a través de las palabras.

De certámenes como el Fray Luis de León, surgen «autores interesantes» cuya voz, de otra manera, quizás «nunca escucharíamos», ha indicado la consejera.

Asimismo, Salgueiro ha expresado que durante estos años, los premios Fray Luis de León han demostrado su «seriedad, transparencia e independencia» reconociendo la labor de autores de «uno y otro lado del Atlántico».

En esta edición de los premios Fray Luis de León, que fueron creados por la Consejería de Cultura y Turismo en 1996, han participado 273 personas procedentes de 15 países.

Los galardones pretenden «distinguir la creatividad y belleza artística», «impulsar la creación literaria en lengua castellana» y «promocionar y difundir el sector literario y su entorno», ha apuntado la consejera.

Salgueiro ha recordado la presencia de la Comunidad en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara (Méjico), «un escenario privilegiado» para mostrar la «pujanza» de la literatura de la Comunidad.

Castilla y León, como invitada a la Feria mejicana, llevó a cabo un «ambicioso» programa cultural y académico para la promoción de los autores y editoriales de la Comunidad, ha indicado la consejera.

Los ganadores de la edición de 2009, que recibirán 12.000 euros, han sido Daniel Dimeco, en la modalidad de narrativa con la novela La desesperación silenciosa, Manuel Moya en poesía con De puertos y fronteras y en la modalidad de teatro Guadalupe Pardo Valera y Antonio Alfonso Mauriz con La pecera.

En la modalidad de poesía la obra finalista, que recibirá 6.000 euros, ha sido Autopsia de X de Sergio Artero, mientras que la modalidad de ensayo ha quedado desierta en esta edición.


Entrega de los Premios Fray Luis de León 2010 (álbum fotográfico)

LA DESESPERACIÓN SILENCIOSA

Premio Fray Luis de León de Novela

Monasterio de Nuestra Señora del Prado
Valladolid, 10 de diciembre de 2010

Sergio Artero Pérez, Daniel Dimeco, Mª José Salgueiro, Manuel Moya, Antonio A. Mauriz Martínez y Guadalupe Pardo Valera

Daniel Dimeco, Mª José Salgueiro y Manuel Moya

Mª José Salgueiro entrega el premio a Daniel Dimeco


EUROPA PRESS: Daniel Dimeco gana el XXVI Premio de Teatro Ciudad de Guadalajara Antonio Buero Vallejo 2010

Europa Press
Guadalajara, 24 de noviembre de 2010

Daniel Dimeco ha sido el ganador este año de la XXVI edición de Premio de Teatro Ciudad de Guadalajara ‘Antonio Buero Vallejo’, con su obra La mano de Janos. El autor recibirá el premio en metálico de 6.000 euros y cien ejemplares de la obra, que será publicada por el Patronato Municipal de Cultura en una primera edición compuesta por 500 ejemplares.

En nota de prensa el teatro ha indicado que el jurado ha seleccionado a la obra ganadora de entre las 107 admitidas al certamen de un total de 109 presentadas: una fuera de plazo y la otra no cumplía las bases del certamen.

Daniel Dimeco, nació en Argentina en 1969 y actualmente reside en Madrid. Es graduado en Ciencias Políticas por la Universidad de Buenos Aires y Master en Gestión Cultural por el Instituto Universitario Ortega y Gasset de Madrid.

Está en posesión de numerosos premios literarios, entre otros, el V Concurso de Obras de Teatro El Búho con la obra Mirando pasar los trenes, estrenada en Buenos Aires el pasado mes de agosto; el IX Premio Fray Luís de León de Narrativa 2010 y X Certamen de Teatro Mínimo Rafael Guerrero.


RED TEATRAL entrevista a Daniel Dimeco, autor de la obra ‘Mirando pasar los trenes’

Mariana Barcala entrevista para Red Teatral a Daniel Dimeco, autor de Mirando pasar los trenes, con motivo del estreno de la obra en Buenos Aires
Buenos Aires, 23 de noviembre de 2010

RED TEATRAL.- Asistimos al estreno y realmente nos impactó tanto desde su historia, como por la excelencia de sus personajes, la pregunta que me surge en principio es saber cómo nace este proyecto siendo que tengo entendido que estabas en España, y cómo fue la conexión con el grupo de trabajo.

DANIEL DIMECO.- El proyecto nació en el 2005 en España, donde vivo desde hace muchos años. La idea surge de obsesiones que tenemos los escritores. Una de mis obsesiones era trabajar con esa mirada ciega que tenemos todos los seres humanos hacia determinados hechos que suceden a nuestro alrededor, el horror y las miserias más increíbles. Así, poco a poco, los personajes de Mirando pasar los trenes van cobrando forma y a medida que todo se derrumba, desde el entorno en guerra hasta las vidas privadas e interiores de los personajes, algunos de ellos se aferran con uñas y dientes a esas miserias. El comerciar con el dolor ajeno, algo que no es nuevo, por supuesto, pero sí muy frecuente, lo vemos en la televisión a diario. Y el descubrir, en el lugar menos pensado, sin siquiera saber dónde está uno, quiénes son de verdad las personas más cercanas. Es un proyecto que nació con las ganas de que quien se acercara a la obra pudiera quedarse pensando en algo. Y los actores han hecho el trabajo fascinante. Me hubiera encantado trabajar más con ellos y con la directora, porque disfruto mucho trabajando con los actores a pie de escenario, pero el Atlántico de por medio nos impuso el contacto telefónico y por correo electrónico. La conexión surge desde el primer instante con muchísima fuerza, porque sentí que la obra estaba en manos de unas personas estupendas, de buenos artistas y grandes seres humanos y con eso me encontré cuando, por fin, los conocí en el Teatro El Búho de Buenos Aires.

RT.- Cuando fue escrito, lo realizaste en formato de pieza teatral o bien es una adaptación? A veces entre lo escrito y lo actuado hay una brecha que resulta difícil sortear, cuál es el mensaje que se transmite a tu criterio al ver la obra?

DD.- No, no es una adaptación. Nació como texto teatral breve y pocos meses más tarde acabó siendo la obra que es. El mensaje que transmite la obra montada en El Búho es fidelísimo con relación a la obra escrita por mí. Aunque, por supuesto, encima del escenario y con la fuerza que generan los actores el mensaje apunta directamente al pecho de los espectadores. Creo que nadie sale de la sala sin pensar que conoce a un/una Ofelia Takeda o, aunque no lo reconozca, verse en la piel de la fotógrafa.

RT.- ¿Alguien que te haya servido de inspiración?

DD.- ¿Alguien que me haya servido de inspiración? Nadie en particular y mucha gente. Quiero decir, los personajes no son el calco enteramente de nadie que yo conozca, pero como ellos somos todos.

RT.- Otro tema sería esa relación tan compleja de llevar a escena entre madre e hija, excelentemente lograda, nos podés contar un poco acerca de esto?

DD.- Las relaciones humanas son difíciles, lo sabemos todos. Y las relaciones entre madres e hijas mucho más. Además, cada relación madre-hija se asienta en códigos completamente desconocidos para los demás, lo mismo ocurre en una pareja. Pero entre una madre y una hija existe un acercamiento o un alejamiento con rasgos de dulzura y crueldad en partes iguales. Dulzura en cuanto al amor y crueldad en cuanto al dominio y al intento filial por zafar de ese dominio y de alejarse del modelo materno. La lucha puede ser cruenta. En el caso de la obra, la relación entre Ofelia y Anna tiene una evolución drástica, Anna se ve obligada por las circunstancias a «conocer» a su madre, a descubrir quién es de verdad. Lo anterior es en cuanto a la construcción dramática que yo hice, lo que se puede ver en el escenario es lo que se ha conseguido con el estupendo trabajo de Cristina Dramisino y Julieta Fernández bajo las directrices de Mª Esther Fernández.

RT.- Me restaría preguntarte: ¿Por qué recomendarías a la gente ver la obra?

DD.- Porque creo que la obra habla de temas que nos toca a todos, de relaciones humanas que vivimos todos y porque hay verdaderos momentos de dolor, de placer, de sentimientos que van y vienen. Puede gustar o no, pero nadie saldrá indiferente. Es una excelente puesta en escena que ha hecho Mª Esther Fernández.

Gracias Daniel por traer tu arte.

Mª Esther Fernández: «‘Mirando pasar los trenes’ es una metáfora sobre el ser humano»

Hilda Cabrera entrevista para Página/12 a la directora teatral María Esther Fernández a propósito del estreno de la obra del dramaturgo Daniel Dimeco.

Mª Esther Fernández (Foto: Sandra Cartasso)Para la directora, actriz y docente, la pieza de Daniel Dimeco, protagonizada por una fotógrafa ciega, refleja aquello de “ver lo que se quiere ver y ser ciego para el resto”. Y plantea una necesidad: “Lograr apoyo oficial para los independientes”.

“No hay nada que hacer en este pueblo, sólo disparar contra el vecino.” Quien lo dice es el personaje en torno del cual gira la tensa y reveladora situación que retrata Mirando pasar los trenes, obra premiada del narrador, director y autor teatral argentino Daniel Dimeco (La desesperación silenciosa, Al sexto día, Ojos de sal, ¿Son los días felices?, El ángel azul, La sonrisa de los alcaravanes) que la directora María Esther Fernández presenta en el Espacio Cultural Teatro El Búho. Ese personaje es una ciega convertida en fotógrafa de éxito, rareza que enmascara una ferocidad sin freno. Su triunfo mayor ha sido transformar a su hija en lazarillo: la muchacha es quien la coloca delante del agonizante y guía su pulso. En esta historia, la ciega (que interpreta Cristina Dramisino) llega al pueblo del cual partió siendo muy joven, porque allí “no había qué hacer”. Pero en este presente algo ha cambiado, y la favorece: reinan el despotismo, el hambre y el asesinato. “La guerra convirtió a este pueblo en un sitio interesante. Vamos a hacer unas fotos magníficas con el horror de esta gente”, confiesa la mujer a su hija Anna Harper (Julieta Fernández) y Rodrigo Jiménez, el muchacho a cargo de un bar despoblado de gente, alimentos y bebidas, que compone Miguel Angel Villar. El texto de Dimeco atrapa, como sedujo antes a Fernández, cuando la directora decidió incluir esta obra en la programación del espacio de Tacuarí 215, que codirige con Nathan Cusnir.

Dispuesta a obtener lo que desea dentro del ámbito teatral independiente, Fernández –también actriz y docente– no titubea cuando se trata de participar en convocatorias al diálogo. Asistió últimamente al debate abierto sobre “la construcción de una Ley Nacional de Cultura” que presidió el diputado socialista Roy Cortina. Circunstancia en la que se refirió, entre otros temas, “a la necesidad de lograr apoyo oficial a la difusión del trabajo de los independientes entre universitarios y obreros de todo el país”.

–¿Cómo se captan esos sectores?

–Con ganas y organización. Trabajé durante años en el Interior, y sufría cada vez que llevaba a un artista con nombre y trayectoria. Me veía obligada a regatear, incluso cuando presentaba a Alfredo Alcón, que hacía su trabajo sin pedir nada. Eso no me parecía justo. El ha sido siempre una persona generosa, pero estaba mal que no se lo reconociera. Ahora sucede lo mismo con otros artistas. Pasaron los años y todo sigue igual. Parece que alguna gente vive clonándose.

–¿Conocía esta obra de Dimeco?

–Todos los años, desde la apertura de El Búho, realizamos un concurso de obras de autores argentinos o extranjeros residentes en el país. Soy parte del jurado, junto a las autoras Beatriz Mosquera y Alicia Muñoz. El primer premio es la puesta en escena, y para las menciones (dos) se hace el semimontado. Mirando pasar los trenes fue primer premio en 2009. Dimeco se fue del país a los 30 años. Desde 2002 vive en España. Es licenciado en Ciencias Políticas (UBA) y obtuvo un master en Gestión Cultural, en el Instituto Universitario de Investigaciones Ortega y Gasset, de Madrid. Trabajó en las embajadas de Argentina en la Unesco, en Copenhague, Madrid y otras ciudades europeas. Esta obra quedó finalista en un concurso internacional realizado en Barcelona, y para nosotras fue un descubrimiento.

–La ceguera de Ofelia Takeda provoca. ¿Qué quiso destacar en su puesta?

–Esta es una metáfora sobre aspectos propios del humano: ver lo que se quiere ver y ser ciego para el resto. El autor ironiza sobre la ceguera de Ofelia. Podemos pensar incluso que no es real cuando coloca esta situación en el campo del absurdo. Ella retrata a un pájaro o a un hombre que agoniza y pregunta a la hija si está enfocando bien. Sabe que esas imágenes son codiciadas, y mucho más si provienen de alguien que se encuentra o vive en un país en guerra. Por eso regresa a su pueblo.

–¿La afirmación “veo lo que quiero” es una impostura socialmente aceptada?

–Lo es cuando da dinero y prestigio, como a Ofelia, que mantiene esa actitud hasta que su hija descubre el engaño y la enfrenta. Mi intención es mostrarla como un personaje trágico. Por eso, en algún momento, se desespera y no soporta el amor de su hija porque ella es incapaz de transmitir amor. La imaginaba semejante a las malvadas que componía María Rosa Gallo.

–¿Trabajó con María Rosa?

–Cuando salí del Conservatorio, debuté con ella y con Alfredo Alcón en Orfeo desciende, de Tennessee Williams. Dirigía Osvaldo Bonet. Después integré el elenco de Rashomon, que dirigió Carlos Gorostiza, en el Teatro San Telmo (Chacabuco y Estados Unidos). Era un elenco importante, con Jorge Rivera López, Pepe Soriano… Organicé espectáculos, también al aire libre, en el Parque Rivadavia, con escenografía de Saulo Benavente. Actué en Amoretta, de Osvaldo Dragún, protagonizada por María Rosa y dirigida por Ernesto Bianco. Tengo muchos recuerdos de Norman Briski, Susana Rinaldi, Bonet y su padre, Carmelo, y de la española María Casares, que actuó en el país. Recuerdos muy lindos.

–¿Pensó escribir sobre esa época?

–No, pero estoy agradecida por haber conocido a gente como Casares, Margarita Xirgu –que realizó una hermosa puesta de Yerma, de Federico García Lorca, donde actué–; a Milagros de la Vega y Alejandra Boero, con quien conversábamos mucho. Conocí a Antonio Cunill Cabanellas (actor, maestro y director catalán), aunque no fui su alumna, porque cuando llegué a cuarto año del Conservatorio, él se retiró. Fui una especie de “alumna de conversaciones”. Otra persona querida es Dora Corti, profesora de psicología. Cuando ella entró al Conservatorio ya se había recibido en la UBA con medalla de oro. En aquellos años se estudiaba caracterología y psicología aplicada al teatro. Dora había estudiado cuatro años con Cunill para poder dar clases en el Conservatorio.

–¿Cuál fue su experiencia como docente?

–Me fui tres veces del Conservatorio, porque los estudios no eran ni la sombra de lo que yo pensaba que debían ser. Cuando señalé qué cosas debían cambiarse, me contestaron que no se podía. No es bueno que haya profesores eternizados y no exista un programa pensado para la realidad del país. Sin posibilidad de contratar nuevos profesores y acercar nuevas ideas, los estudios son letra muerta. Tuve la suerte de viajar y visitar escuelas de Londres. Los estudios eran rigurosos y muy completos. Aquí se ha juntado todo y mal, ni el edificio del IUNA (Instituto Universitario Nacional de las Artes) está en condiciones.

–¿Continúa con los talleres en El Búho?

–Los alumnos me han dado mucha felicidad: damos clases a gente joven y adultos que en algún momento dejaron la actuación o quieren respirar otro aire. En el teatro también da clases la actriz y cantante Miriam Martino, con quien presentamos varios espectáculos: Mujeres del Bicentenario, y Chabuca, Eladia y Violeta (las últimas funciones serán el sábado 9 y 16, a las 19); El mundo de María Elena, que se presentó en el Teatro La Comedia; Pasión y Coraje, Ciudad y Tango, y El Tango y su gente.

Página/12
Buenos Aires, 9 de octubre de 2010